Cómo han cambiado los tiempos. A día de hoy una de las cosas
más increíbles que te puede suceder
es que esa persona, sí esa persona en la que piensas desde que te
levantas hasta que te acuestas, acepte tu solicitud de amistad en Facebook.
Increíble, siempre y cuando no lo haga tres meses después. Claro que más vale
tarde que nunca, pero para dos personas completamente desconocidas esto crea en
la primera un total desconcierto. ¿Qué pasó esos tres meses? y lo primero que se
te viene a la cabeza es “estaba con alguien”.
Tres meses más tarde ahí estaba yo en un sitio totalmente desconocido, ¿qué pintaba yo allí ahora?. Sí, yo seguía pensando en ella, pero
no de la misma manera que cuando la conocí, no. Durante ese tiempo que estuve en “stand by” entre sus
solicitudes pendientes me dediqué a odiarla mucho, mucho, muchísimo, e intenté desesperadamente olvidarla, más me valía. Junto con mi experta amiga vagaba por
los bares buscando eso que me había pasado con ella, lo de las mariposas en el
estómago, esa sensación tan rara como que se te va a salir el corazón del
pecho, lo de los escalofríos cuando escuchas su voz…no podía ser tan difícil y
yo estaba dispuesta a no sufrir por amor, ¿amor?, ¡sí hombre! buena era yo, la persona más dura sobre la faz de la tierra, el
apodo de la dama de hierro deberían habérmelo puesto a mí y no a Margaret
Tatcher. Lo poco que le costaba a mi amiga, cada semana encontraba una persona
diferente con la que ocupar su mente… me daba una rabia, “¿por qué no me pasará a mí lo mismo?” No había manera, nada de lo
que veía llamaba mi atención, nada tenía toda esa gente que ver con ella. Con ella,
con una persona que ni siquiera conocía, ¿no es de locos?.
Tres meses después ahí estaba aceptando mi solicitud de
amistad como si tal cosa, sin previo aviso, con toda su cara. No sé muy bien
que sentí, si odio, miedo, ilusión, amor…o todo a la vez, un verdadero
conflicto de sentimientos.
Mi primer pensamiento fue borrarla inmediatamente, “¿qué se
ha creído?”, pero claro, cómo iba yo a borrarla si en realidad me moría por
saber de ella, por conocerla, por volver a verla, lo había dado todo por perdido
y ahora estaba ahí, entre mis amistades, le daba a la pestaña de amigos,
escribía su nombre y ahí aparecía, ¡la tenía en mi Facebook!.
Eso del amor desde luego que no era para mí, yo que era la persona mas fría del mundo estaba de
pronto 24 horas pegada al móvil esperando ver una publicación
suya, una notificación en mi Facebook, un mensaje.
El Facebook tiene una opción de lo más interesante, se llama “ocultar en noticias” y esto te sirve para cuando tienes a alguien y quieres fingir como que no está entre tus amigos, lo ocultas en noticias y ya no aparece en el inicio. Esta opción, es de lo mas útil para gente con una gran fuerza de voluntad, aquí se desmorona mi apodo de la dama de Hierro, pero a mí de poco me sirvió, a los dos días ya estaba escribiendo su nombre en búsqueda y metiéndome en su perfil.
“¿Qué demonios querrá?”, “¿le importaré yo algo?”, “¿habrá tenido una rabieta con quien fuera que estuviese y decidió darle a aceptar?”, “¿se habrá arrepentido?”, “¿me borrará?”. Sí, claro… ¿qué podía hacer yo frente a alguien con quien ha compartido todos los días de su vida durante unos meses, un año, dos…? si existiese un grupo en Facebook que se llamase “vivo con el miedo de que vuelva con su ex” yo habría sido su fan número 1. Yo y mis inseguridades.
El Facebook tiene una opción de lo más interesante, se llama “ocultar en noticias” y esto te sirve para cuando tienes a alguien y quieres fingir como que no está entre tus amigos, lo ocultas en noticias y ya no aparece en el inicio. Esta opción, es de lo mas útil para gente con una gran fuerza de voluntad, aquí se desmorona mi apodo de la dama de Hierro, pero a mí de poco me sirvió, a los dos días ya estaba escribiendo su nombre en búsqueda y metiéndome en su perfil.
“¿Qué demonios querrá?”, “¿le importaré yo algo?”, “¿habrá tenido una rabieta con quien fuera que estuviese y decidió darle a aceptar?”, “¿se habrá arrepentido?”, “¿me borrará?”. Sí, claro… ¿qué podía hacer yo frente a alguien con quien ha compartido todos los días de su vida durante unos meses, un año, dos…? si existiese un grupo en Facebook que se llamase “vivo con el miedo de que vuelva con su ex” yo habría sido su fan número 1. Yo y mis inseguridades.
Mi venganza fue dejar de actualizar mis estados en
Facebook para que así, si por algún casual sí que le interesaba, no supiese
nada de mí, pensase que no me importaba y se volviese loca, loca como estaba yo
desde que la tenia en mi Facebook, o quizás desde antes, sí, desde que la
conocí. Quien mejor que yo para dar a entender algo que no es, yo, que soy la reina
del disfraz, sólo yo decido quien tiene el privilegio de conocerme y quien no.
Hay un dicho parecido a esta frase, “dime qué foto del
perfil te pones y te diré quién eres”. Nuestra carta de presentación en
Facebook. Puedes decir cientos de cosas por la foto del perfil de alguien.
Están por ejemplo los que las usan para mostrar sus aficiones, ¿que te gusta el
tenis?, pues subes una foto de una raqueta y a correr, ahí está la foto de tu
raqueta, ya todo el mundo sabe que te encanta jugar al tenis o bueno, que
tienes algún tipo de fijación con las raquetas. Otros las usan para mostrar lo
muy enamorados que están y lo felices que son con sus respectivas parejas. Unos
lo son de verdad y a otros les gusta el rollo ese de aparentar que llevan una
vida perfecta. Pues bien, quedándonos con la sección A del grupo de enamorados,
pues no quiero entrar a opinar sobre esas personas que ni les va ni les viene;
que eso de tener un novio o una novia es un mero complemento en su vida, sigo
con mi relato.
He de decir que igual que yo, por lo general, publico
tonterías y ni pienso en lo que publico, ella no solía publicar en vano; casi
siempre había un mensaje detrás de sus publicaciones.
Mi sorpresa llegó cuando se cambió su foto del perfil y se puso una con una chica; pero no una chica cualquiera no, la chica del álbum, esa con la que aparece felizmente en la conocidísima ciudad del amor. Yo capté rápido su mensaje. Vale, tus peores temores se han cumplido, ya está. ¿En realidad te sorprendes? Tú sabías que este día llegaría, no te iba a elegir a ti. ¿quién eres tú? Si ni siquiera te conoce...
Mi sorpresa llegó cuando se cambió su foto del perfil y se puso una con una chica; pero no una chica cualquiera no, la chica del álbum, esa con la que aparece felizmente en la conocidísima ciudad del amor. Yo capté rápido su mensaje. Vale, tus peores temores se han cumplido, ya está. ¿En realidad te sorprendes? Tú sabías que este día llegaría, no te iba a elegir a ti. ¿quién eres tú? Si ni siquiera te conoce...
Me aguanté toda la noche sin dormir pensando en porque había
decidido como dice ese grupo de Facebook “aparecer de repente a tocar los
cojones” tres meses después para esto. Aunque también supuse yo que en la
última persona en la que había estado pensando todo este tiempo era en mí o en
lo que yo podía sentir.
Si yo le daba igual, ella a mí más, la iba a sacar
inmediatamente de mi vida…un golpe de ratón y ella desaparecería para siempre.
A penas dudé.
Yo, muy fiel a mi estilo, fingí frente a los demás que no me
importaba en absoluto, vamos, con decir que me lo creí hasta yo. ¡Qué mentira
tan grande!. Lo cierto es que mi corazón estaba lleno de tristeza, odio,
resentimiento y ALIVIO, un gran alivio porque ella ya no estaba allí. Me sentí
libre, ya no tenía que preguntarme si sus publicaciones eran para mí, qué
estaría haciendo o dejando de hacer…ella ya no formaría nunca parte de mi vida.
Fui incapaz de entender que igual ella sentía lo mismo…¿cómo iba a ser verdad?, su corazón estaba ocupado cuando yo la conocí. No la creí.
Me llevó un tiempo darme cuenta que estaba equivocada y que
era la niña, y digo niña porque a fin de cuentas es lo que soy, mas ridícula
del mundo.
Había hecho daño a esa persona a la que al final…sí que le
importaba algo.
S.
S.